
Un día inolvidable: primeras Comuniones en comunidad
“Una experiencia nueva y maravillosa”
La Capilla Nuestra Señora de la Esperanza fue el lugar de la celebración de este importante sacramento, con el que se da por finalizada su etapa de catequesis para estos niños, siendo preparados a recibir en conciencia y con devoción el Cuerpo y Sangre de nuestro Señor.
“Después de un año de preparación con las catequistas que han sido un siete, muy didácticas y muy bien preparadas; culminamos la etapa de la Primera Comunión de colegios del sector que no son confesionales”, explicó el padre Pedro Ríos, quien celebró esta Santa Misa en la que tuvimos alumnos del Colegio Alianza Francesa y del Colegio William Kilpatrick, quienes fueron acompañados en esta ocasión por la directora de su establecimiento.
“Los papás estaban muy contentos y también se dieron cuenta de cómo la Parroquia les había dado un espacio especial a cada uno de ellos”. Y destacó nuestro párroco la presencia de padres tanto chilenos como extranjeros, signo de la universalidad de la Iglesia católica, “la Iglesia acoge a todos, la Parroquia acoge a todos”, expresó.
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Claudia Riba, Cecilia Larraín, Paulina Díaz y Laura Mena fueron las catequistas de este grupo, quienes manifestaron que para ellas “fue una experiencia nueva y maravillosa: un camino de un año que culminó en una Eucaristía verdaderamente significativa”.
Y destacan su gratitud con el párroco de la comunidad, por su apoyo incondicional y su guía espiritual durante este proceso, pues “todo comenzó con el ‘sí’ del Padre Pedro Ríos, quien nos dio la oportunidad a cuatro profesoras de convertirnos en catequistas de un grupo de doce niños, a quienes cariñosamente llamábamos ‘los 12 apóstoles’”.
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“Cada miércoles, durante un año completo, los niños llegaban con entusiasmo, después de un día largo de colegio, para aprender y acercarse más a Jesús. Trabajamos con ellos de muchas maneras: oración, mímicas, juegos, videos sobre diferentes temas, y también oración frente al Sagrario”, nos narran.
Agradecen también a los padres de familia por la confianza que depositaron en ellas y en el grupo, “siempre estuvieron dispuestos a ayudar y cooperar, formando un gran equipo detrás de nosotras y brindándonos un enorme soporte y colaboración. Fue, sin duda, una experiencia enriquecedora tanto para los niños como para los padres y para nosotras, las catequistas”.
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“Aprendimos mucho. Al inicio, los niños estaban inquietos y poco conectados con lo que significaba la Primera Comunión. Sin embargo, con el paso del tiempo, fueron creciendo y acercándose a Jesús de una manera maravillosa, llenos de luz y del Espíritu Santo.
Los padres también se sumaron a este camino, logrando así una conexión total entre familia y catequesis.
En resumen, fue una gran experiencia de aprendizaje, crecimiento y cercanía a Jesús, que nos enriqueció a todos y nos dejó el corazón lleno”, detallan nuestras catequistas.
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“Alegre, espiritual y llena de amor”, son las palabras con que describen esta celebración que sin duda será un día inolvidable, para ellas, los niños y la comunidad en general.
Por lo mismo, no dudan en extender su gratitud “al personal de la parroquia, siempre dispuesto a ayudarnos con las salas, el proyector, las fotocopias y todo lo necesario para que el proceso catequético se desarrollara de la mejor manera. A todos aquellos que, de manera voluntaria, pusieron su granito de arena: las secretarias (Maite y Vero), a las fotógrafas (Mané e hija), al coro (Cata), a Rafa y todos los que colaboraron de alguna manera. ¡Gracias por hacer de esta experiencia un verdadero camino de fe y amor!”.
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“Que el Señor siga bendiciendo a cada uno de estos niños y a sus familias, y que el Espíritu Santo los guíe y fortalezca en este camino de fe. ¡Que siempre tengan presente que Jesús es su gran amigo!”.