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¡Feliz Navidad!

En familia y comunidad celebramos la Natividad de Jesús

La oscuridad de la noche se rompe por el resplandor del Salvador, que revestido de nuestra frágil humanidad nace de María, Virgen y Madre.

Este acontecimiento ha cambiado el rumbo de la historia y los cristianos la celebramos con especial gozo.

Por ello, la tarde del 24 de diciembre las familias se fueron congregando en las afueras de nuestro templo para vivir juntos la Santa Misa de Nochebuena.

Como ya es habitual, tres destacados miembros de la comunidad caracterizados como Reyes Magos dieron una calurosa bienvenida a los presentes.

Ellos fueron parte del “pesebre viviente” que acompañó la celebración Eucarística.

Entraron en procesión junto al celebrante, el padre Pedro Ríos, y enriquecieron el canto de La Calenda o también llamado “Pregón de Navidad”, a través del cual nuestro diácono José Miguel nos anunció el Nacimiento de Cristo.

Durante la homilía, nuestro párroco nos invitó a maravillarnos con esta noche luminosa que rompe las tinieblas.

“Tenemos la oportunidad de ver al Hijo de Dios hecho hombre. Contemplamos al mismo Dios, ya no es sólo de palabra. Es la Palabra que se hizo carne”, señaló.

También nos recordó que Jesús viene a acompañar y compartir su vida con todos, para que “no nos dejemos seducir y arrastrar por el desánimo de las tinieblas: la desesperanza”.

“El mensaje de Jesús es a levantarnos y no dejarnos aplastar. Ese sol debe iluminar a nuestras familias y le pedimos que ilumine nuestra comunidad que tiene una nueva casa, un nuevo templo desde este año”, añadió el padre Pedro.

La Santa Misa prosiguió como de costumbre, acompañada por el Coro Parroquial, que con villancicos y cantos propios de este tiempo, nos ayudaron a adorar al Niño Dios.

Su imagen, fue trasladada en procesión al pesebre ubicado al interior de nuestro templo, para que los fieles pudieran adorarlo, besando sus pies o manos, como signo de ese amor con el que queremos recibir a este Dulce Jesús Niño, en nuestras almas.

«El Verbo se hizo carne y hemos visto su gloria»