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Cuasimodo en voz de quienes lo vivieron

Fiesta de profunda emoción

El pasado 7 de abril, Segundo Domingo de Pascua, celebramos una de las más antiguas tradiciones de la religiosidad popular en Chile: El Cuasimodo.

Encabezados por José Miguel Carafí, diácono de la comunidad, llevamos la comunión a enfermos y ancianos que por sus afecciones no pudieron acercarse al templo a celebrar la Pascua.

La organización estuvo en manos de la Pastoral de Salud, cuya encargada, Lucía Riesco, destacó la emoción de cada uno de los enfermos visitados.

“No están acostumbrados a recibirnos en el día domingo —nosotros vamos de lunes a viernes— entonces para ellos esta situación, con la ceremonia y los cantos, resulta muy bonita, despertando toda su alegría por recibir al Señor”, dijo Lucía.

María Inés Aldunate, quien acompañó junto a su guitarra y su voz esta actividad, señaló su gratificación por ser parte, otro año más, de esta maravillosa y tradicional celebración católica.

“Nuestra motivación para participar, es poder vivir nuestras tradiciones cristianas e inculcarlas en la familia, además de estar al servicio de la parroquia y de nuestra comunidad”, expresó.

Para María Inés “la experiencia que se vive es única. Todos juntos como comunidad en caravana con los autos escoltados y decorados, familias en bicicleta haciendo ruido, tocando campanas y llevando a Jesús Sacramentado vestidos de huasos es realmente bonito y emocionante. Pero lo más maravilloso de todo, es ver a los enfermos esperando a ‘Cristo Rey’ en sus hogares”.

“La carita de felicidad y ojos aguados de emoción de esos abuelitos es realmente conmovedor y gratificante”, agregó.

Testigo privilegiada de esta fiesta fue Catalina Varela, quien acompañó a sus tíos que recibieron la comunión en este Cuasimodo.

Ellos “estaban agradecidos, emocionados, se prepararon varios días, felices de ser visitados” manifestó Catalina, al tiempo que contó que estaban acompañados por su nana, una sobrina y su sobrina nieta que esta ocasión aprendió lo que es Cuasimodo.

“Esto es importante, rescatar y entregar esta tradición a los jóvenes y dar testimonio de Cristo, pues los vecinos estaban alegres e impactados de recibir esta visita en que muchos custodiaron al Señor”.