Click acá para ir directamente al contenido

“… cada estación, una experiencia mística en el observador”

Descubre la historia tras el Via Crucis de nuestra parroquia

Desde hace algunas semanas ya contamos en las paredes de nuestro templo con las imágenes del Via Crucis. Las que nos permiten recorrer la Pasión de Nuestro Señor, hasta entregar su vida en la cruz por nuestra redención.

Conversamos con Carolina Barros, viuda del arquitecto responsable de nuestra parroquia, Samuel Claro. Ella es la artista creadora y donante de este Via Crucis, que fue instalado en el templo, en el día en que Samuel hubiese celebrado su cumpleaños. Pues fue él quien motivó a su señora a emprender esta obra artística.

“… [Samuel] quería encargarme a mí el Via Crucis de su iglesia. Y tirando líneas para ver cómo tenía que ser, el 15 de agosto de 2022, fuimos a Lourdes a pedir de alguna manera un milagro, pero ya su enfermedad estaba muy avanzada. Luego visitamos con los niños la Parroquia San Alberto Hurtado, pues él quería resolver todavía algunas cosas; apenas podía caminar, hacía mucho frío, pero igual lo acompañamos a contemplar este templo maravilloso, que ya estaba materializado, ya se podía recorrer por dentro, era lo que era”. Y prosigue, “en ese momento, se paró al frente del muro donde están las 8 estaciones juntas y dijo ‘aquí quiero que vayan todas las estaciones del Via Crucis, pero quiero que sean todas absolutamente distintas, ninguna igual a la otra’”.

De ahí en adelante, Carolina comenzó a desarrollar los bocetos de estas piezas de arte sacro. “Los fui transformando uno a uno pensando que tenía que aprovechar el hecho de que cada estación fuera una forma distinta a la otra, y dije —quiero que este Via Crucis sea en cada estación una experiencia mística en el observador— un Via Crucis totalmente distinto”.

En este sentido, el Padre Pedro, viendo que no podían ir todas las piezas juntas en el mismo muro, sugirió partir desde la puerta oeste de la iglesia y desde ahí iniciar el recorrido, para ubicar la última estación cerca del Sagrario. Como recordatorio que tras la muerte de Nuestro Señor, viene su gloriosa Resurrección, y en el Tabernáculo encontramos a un Cristo vivo.

Si bien el diseño fue hecho por Carolina Barros, su materialización quedó en manos de Coke Labra.

“Fue un trabajo muy fructífero, donde nunca hubo ni un sí, ni un no entre los dos”, nos dijo Carolina. “Él me iba mostrando el desarrollo, yo le iba haciendo mis acotaciones. Siempre pensando en el sentido místico de la percepción de la obra”. Por ejemplo, “que en el encuentro de Jesús con su Madre: que se miren, que haya un contacto, una comunicación entre los dos. Que se sienta la fragilidad de Jesús en la XIV Estación, en este cuerpo que está sostenido por San Juan y la Virgen para meterlo en el sepulcro, un ser humano frágil, que ya se fue, pero que su cuerpo queda”. Aunque Coke manifestaba que ciertas estaciones podían ser demasiado crudas, Carolina le insistía “Sí, eso es lo que quiero, ¡que se vea cruda! ¡Si lo crucificaron, lo clavaron!”.

Este proceso implicó un largo trabajo para conseguir el resultado deseado, para que hoy en día, al visitar nuestro templo, podamos recorrer el camino de la Cruz, y en comunidad o de manera personal rezar el Vía Crucis diciendo:

V. Adorámoste, Cristo, y te bendecimos.
R. Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.